miércoles, 2 de febrero de 2011

El punto de partida de la literatura erótica española

En 1519, desgajado del Cancionero general de Hernando del Castillo, se publicó el Cancionero de obras de burlas provocantes a risa. Contenía, además de las 58 composiciones originales, una nueva composición: la Carajicomedia (otro día os hablaré de ella con más detalle).
Esta obra es un hito del género de la literatura erótica española, de hecho, es el punto de partida. Así pues, cuando unos siglos más tarde José Antonio Cerezo realiza el primer corpus de obras eróticas españolas inicia su estudio en 1519, os podéis imaginar por qué.
Hoy os traigo un romancillo de este Cancionero de obras de burlas provocantes a risa, que lo disfrutéis.

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SÍGUESE UN ROMANCE DE UNA GENTIL DAMA Y UN RÚSTICO PASTOR


Estáse la gentil dama

paseando en su vergel,

los pies tenía descalzos,

que era maravilla ver;

hablábame desde lejos,

no le quise responder,

respondíle con gran saña:

"¿Qué mandáis, gentil mujer?"

Con una voz amorosa

comenzó de responder:

"Ven acá tú, el pastorcico,

si quieres tomar plazer."

"Noe era tiempo, señora,

que me haya de detener,

que tengo mujer y hijos

y casa de mantener,

e mi ganado en la sierra

que se me iba a perder,

y aquellos que lo guardan

no tenían qué comer."

"Vete con Dios pastorcillo,

no te sabes entender;

hermosuras de mi cuerpo

yo te las hiziera ver:

delgadita en la cintura,

blanca soy como el papel,

la color tengo mezclada

como rosa en el rosel,

las teticas agudicas

que el brial quieren hender,

el cuello tengo de garza,

los ojos de esparver,

pues lo que tengo encuebierto

maravilla es de lo ver."

"Ni aunque más tengáis, señora,

yo me puedo detener."

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