sábado, 17 de diciembre de 2011

El viaje involuntario de un suicida por afición

Acabo de terminar de leer El viaje involuntario de un suicida por afición, un libro de Einzlkind, traducido por Javier Sánchez-Arjona Voser y publicado por Siruela en su colección Nuevos Tiempos. Esta novela me la regaló la pasada semana José, el librero de "La ballena de los cuentos" después de la presentación del pasado sábado.


Mis expectativas como lector (sobre todo tras leer el título) partían de los buenos recuerdos que tenía del libro de Arto Paasilinna, Delicioso suicidio en grupo, y de un filme que también me gustó (y me gusta) mucho: Wilbur se quiere suicidar, dirigido por Lone Scherfig. Pero en este sentido fueron unas expectativas completamente frustradas, pues el tema del suicidio (desde un punto de vista humorístico) en la novela es totalmente tangencial y prescindible. Es más, si quitamos todas las referencias a los intentos (tontos) de suicidio del protagonista nos encontramos con una novela en verdad estupenda. Estupenda.
Harold es un tipo retraído, con una cierta discapacidad social, una especie de pánico a la gente (y suicida por afición, pero dejemos eso a un lado, o mejor, olvidémoslo). Y Melvin es un niño sabihondo, pedante y muy echado pa'lante (es que poner echado para adelante me suena raro). Los dos acaban embarcados en un viaje imposible por el Reino Unido e Irlanda en busca del padre biológico de Melvin.
La suma de estos dos personajes, su relación, las situaciones vistas desde una y otra perspectiva, la sucesión de secundarios estupendos (aunque a veces resultan demasiado marginales, quien lea el libro entenderá este comentario) y algunos momentos verdaderamente divertidos, hacen de esta novela una buena lectura. Aunque lo que más me ha gustado, con diferencia, es la habilidad del narrador, su extraordinario dominio del lenguaje (supongo que la traducción tiene también mucho que ver en este asunto), de forma que el narrador es capaz de estrujar la realidad y desfigurarla, mostrando su parte grotesca, con un lenguaje impecable y un humor afilado y muy fino.
En suma, se trata de una novela entretenida y con la que he pasado unos buenos ratos. Una lectura recomendable.
Saludos

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