domingo, 28 de octubre de 2012

Bálano

Acabo de terminar de leer Bálano, de Eduardo Rojas Rebolledo, publicado en Fondo de Cultura Económica. Este libro me lo recomendó (y me lo hizo llegar, todo sea dicho) mi buena amiga Charo Pita, narradora y escritora.


El libro nos cuenta la historia de Günter von Gropius y Hugo von Nagel, o más exactamente nos cuenta la vida de Hugo von Nagel relatada por Günter von Gropius. Hay otros personajes relevantes en esta historia (Estefania, Nora, Maria, Inés, los marineros del Kalamanzuf -especialmente Chuco Moreira-, etc.). Os preguntaréis qué tiene de peculiar la vida de Hugo para que merzca esta novela, la respuesta está en el título: Bálano. El bálano es la "parte extrema o cabeza del miembro viril" según recoge el DRAE, y la peculiaridad de Hugo es que su bálano es enorme, tan grande que no hay lugar (o casi no hay) donde alojarlo temporalmente.
Dicho esto uno podría pensar que esta novela nos cuenta un montón de aventuras y desventuras sexuales alrededor del prodigioso pene del protagonista. Y si bien es cierto que hay escenas eróticas y sexuales, también es cierto que no es el eje principal de la trama de la novela. Me explico: en verdad el bálano desmesurado es el motor de la acción, pero no es la acción en sí, pues toda la novela nos cuenta las dificultades de Hugo von Nagel para amar y ser correspondido en su amor. Por eso me atrevería a decir que este libro es una hermosa y trágica historia de amor en la que el sexo ocupa el lugar que le corresponde dentro de la trama.
Tiene además unas estupendas descripciones amatorias, con una riqueza de matices, detalles, vocablos... que hacen de su lectura un verdadero disfrute para el ojo y la piel. Y es, como muchas otras buenas novelas, un viaje en busca de la propia felicidad, con sus remansos y sus rápidos, con sus tormentas huracanadas y sus playas en calma.
Tiene además un personaje especial, Chuco Moreira, ayudante del cocinero en el Kalamanzuf, que es un narrador incontinente (y cuyo final resulta muy interesante y cargado de simbolismo). Os lo dejo unas líneas en acción:

"Las noches que siguieron en altamar fueron nuestra versión austera de las portentosas Mil y una. Chuco Moreira nos habló incontinente de todas las situaciones por la que había pasado desde que Hugo y yo abandonamos el Kalamanzuf al regreso de Filipinas. Nos contó, con lágrimas sinceras, del triste fallecimiento de Julios Narek. Lo hizo en un tono épico, glorioso, como si en vez de estar hablando de un bruto cocinero que murió abatido por una sobredosis de ginebra, estuviera habldo del furioso Orlando cayendo en los brazos heroicos de Carlomagno. Éstas son las cosas que me fascinan de las mentes ingenuas y sinceras: su capacidad -en todos los haceres de la vida- para extraer la belleza de los hechos más simples y vulgares. Cuántos hombres de letras no venderían su alma por un talento de tal guisa.
También nos relató (...) una a una sus aventuras de burdel. Empleaba la minucia de un retratista flamenco para cada descripción, pormenorizando en los olores y sabores, en las texturas y densidades de los pechos y las nalgas, en los brillos de la lengua o la espesura del pubis, y resaltando el ritmo de los gemidos... las sacudidas de sus placeres. Hubo momentos en los que Hugo y yo sentimos la sangre palpitarnos caliente en la entrepierna; y los hubo, también, en los que la risa nos nació incontrolable: por lo grotesco  de la escena, por las metáforas de las que echaba mano el entusiasta narrador... Chuco contaba a los cuatro vientos, pero cada pausa, cada silencio, eran para Hugo von Nagel: para buscar su mirada de complicidad, la aquiesencia del admirado maestro." (pp. 115-116).

He disfrutado mucho con su lectura y os la recomiendo sabiendo que también disfrutaréis leyéndolo.
Saludos

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