jueves, 10 de enero de 2013

Los pájaros

Por reyes llegó a casa un tesorillo de libros, un paquete para gourmets, una promesa de futuras buenas lecturas. Hoy comienzo a reseñarlos con este título: Los pájaros, un álbum escrito por Germano Zullo e ilustrado por Albertine, traducido por Elena del Amo y publicado en Libros del Zorro Rojo.


En este álbum se entreveran de forma magistral dos líneas narrativas que, juntas, elaborar un discurso narrativo unánime (con una alma común, si se me permite): rico, múltiple, pero uno. Y que permite distintos planos de interpretación (y hondura en esa interpretación).
Por un lado nos encontramos con la historia que nos narran las ilustraciones. Veamos, como ejemplo, las primeras láminas en las que un hombre conduce un camión por algo que parece un desierto hasta llegar a un precipicio, (quizás) como no puede seguir avanzando decide que los pasajeros (¿eran pasajeros? ¿estaban enjaulados? ¿en realidad iban todos juntos?) vuelen libres, continúen solos (pues ellos pueden, son pájaros) antes de darse la vuelta y marchar. Quizás no es así la historia, quizás el hombre del camión fue hasta allá para liberar a los pájaros. Lo cierto es que no todos se van, hay un pequeño pájaro que se ha quedado en la caja del camión.
Por otro lado tenemos el discurso narrativo del texto, mudo en las primeras láminas hasta que aparece el precipicio y dice su primera línea: "Algunos días son diferentes". Claro, hasta esta cuarta lámina sólo habíamos visto una extensa porción ¿de desierto? por la que un camión rojo circula. Justo cuando ese camión se detiene "algunos días son diferentes". Quizás ese barranco es algo nuevo y no algo que buscaba el camionero. O quizás lo que sucede a raíz de ese barranco (otras cuantas láminas sin texto) es lo que hace que los días sean diferentes (liberar los pájaros). O incluso algo que comienza a suceder tras liberar a los pájaros (el pequeño pájaro negro que se queda) hace que esos días sean diferentes.
Como podéis ver, se trata de un texto que, en principio, no da respuestas: cuenta y despierta preguntas (más o menos relevantes) y mantiene (e incrementa) el interés del lector página tras página.
Las líneas narrativas de las imágenes y del texto se acompañan, refuerzan, sostienen y suman, armando un álbum con una historia delicada, llena de sutilezas, hermosísima. Las imágenes son limpias, suaves, en ellas la historia respira y crece página a página. El texto acompaña y hace contrapunto a las imágenes: discreto por sus silencios y fuerte por lo que es, lo que cuenta y da.
El abrazo entre texto e imagen es perfecto. Y el álbum resultante, extraordinario.
Quizás al final, cuando el mensaje queda claro (los pequeños detalles son importantes y pueden cambiar el mundo) se rompe algo de la potencia fabulosa que rodea a todo el álbum. Pero esto no resta mérito a todas y cada una de sus virtudes y bondades, que son muchas.
Un libro absolutamente maravilloso. Imprescindible para mi biblioteca.
Saludos

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