jueves, 20 de julio de 2017

En el Viaje a la Alcarria

Traigo a mi colección de citas sobre narración oral un pasaje de Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, libro que estoy leyendo en estos días con el club de lectura virtual de Castilla La Mancha (tenéis toda la información aquí).
En el capítulo V, nada más llegar a Cifuentes, el viajero está acompañado por Arbeteta quien le va contando. Hay en este momento alguna referencia a los cuentos contados (tradicionales o literarios) y creo que no es casual que aparezca un niño leyendo a Andersen y que ese mismo niño parezca el protagonista de un cuento.

"Arbeteta va contando al viajero, mientras vagan por el pueblo de un lado para otro, la leyenda de la fuente del Oro, al pie del cerro de San Cristóbal, en el camino de Ruguilla. Es una historia muy literaria, demasiado literararia, quizás, de moros y de cristianos, de pepitas de oro grandes como cerezas y de princesas vírgenes, bellas, blancas y misteriosas como la luna. La historia tiene un hermoso sabor de fábula, y el viajero piensa, en contra de su costumbre, en los juglares de la Edad Media, que tocaban el laúd en el patio de las Damas, en cada castillo, y eran azotados hasta la sangre, en el patio de los Caballeros, cuando desafinaban.
Un niño enfermo lee, sentado al sol, los cuentos de Andersen en un libro hermoso, encuadernado en cartoné. Cuando pasa el viajero, levanta la cabeza y mira. Es un niño moreno, de pelo rizo, con los ojos oscuros, la tez pálida y la sonrisa elegante, prematuramente amarga. Está baldado de cintura abajo, sentado siempre en su silloncito de mimbre. El viajero le dice que qué tal está y el niño  le responde que bien, muchas gracias, que tomando un poco el sol. La madre sale a la puerta. El viajero pide agua y la madre del niño enfermo le invita a pasar y le ofrece un vaso de vino. Después le explica que el niño se llama Paquito; que nació muy bien, muy lucido, pero que pronto se torció, que tiene parálisis infantil, y que algunas noches, cuando lo meten en la cama, se le oye llorar en voz baja, durante mucho tiempo hasta que se se duerme." (pp. 97 y 98).

Saludos

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